Con la autoridad que (me) da ser Licenciado en Periodismo y contar con una experiencia de treinta años escribiendo sin parar, así de noche como de día, reportajes para la prensa vizcaína, relatos y cuentos (uno de ello, premiado como el mejor en un prestigioso certamen), decenas de crónicas encuadernadas de los partidos del Portu, sesenta Cuadernos de Viaje (crónicas y cuadernos muy elogiados por el añorado Marrodán) biografías, cartas (una de ellas emocionó, casi, hasta el llanto al premio noble de literatura José Saramago), artículos deportivos para radio Popular y todo tipo de “escritos”…Desde el poderío de mi arsenal, al que se le debe añadir un larguísimo etcétera…Desde mi dilatada experiencia en el mundo del Periodismo y la Literatura, en fin, estoy en condiciones de advertir que…Leer mis palabras puede perjudicar seriamente la salud. En concreto, la de aquellos que, sin que se les caiga la cara de vergüenza, me exigen…”¡brevedad!”. Ya que a la sexta línea se les nubla la vista y tienen mareos por no estar habituados a la altura de miras, para hacerse una idea más o menos clara de lo que sucedió el domingo (14 de noviembre) en La Florida, con el Eibar B de invitado especial, les invito a que recuperen la edición del lunes, 15, del Correo y del Deia. El diario del grupo “Vocento (que empequeñeció su apellido “Español” para mantener y ganar clientela), nos dedica, más allá de los onces, el gol y las amonestaciones, una crónica que marcará un antes y un después en este apasionante mundo de las crónicas de fútbol escritas: “600 espectadores en La Florida” (¿?)…¡Impresionante! Todo un modelo a seguir. El maestro José Mari Mujika no lo habría hecho mejor. Mi compañero Iñaki Bengoa (me imagino que a su pesar) nos regala un espacio equivalente a ocho de mis líneas. Es de agradecer que, a la hora de contar, los dedos le alcancen lasta los 800 aficionados, 200 más de los que sumó el sesudo escriba del Correo Español, que, al menos, tuvo la decencia de no firmar su obra maestra…Se nota mi enfado, ¿verdad? Es que lo estoy, enfadado. Por ello, para no pasar a mayores, al que no le guste el contenido, o bien el continente por su deficiente estilo o desmesura, le animo a que no se moleste, a que aparte sus ojos de este mi amargo cáliz…y se recree con la dos veces buena, por su brevedad, que es la crónica de Correo, y, con las estrecheces que el redactor jefe de deportes le hace pasar al del bueno de Bengoa…

Sostiene ese referente literario mío que es Saramago que “la naturaleza, al contrario de lo que pensamos, no es indiferente a las penalidades que pasamos nosotros los humanos”. Que si los niños se mueren de hambre, la Tierra protesta por medio de la furia del volcán. Y si cien mil inocentes son masacrados por un terremoto, el mar se enfada a modo de tsunami y remata la faena asesinando a otros tantos. Sensible naturaleza. Mundo maravilloso éste que no sé por que cojones habitamos. Sufrimiento humano y desastres naturales van de la mano, según ironiza el literato portugués de Azhinaga. Superó el Portu al Getafe en La Florida. Una muy buena noticia. Pero como al día siguiente el puto cáncer asesinó a mi amigo Xabi Murua (“Javi Morua), no tardó mucho el Mundo en mostrar su queja. Y empezó a llover. Miento. Aquello fue la ira desatada de mil dioses: truenos, rayos y centellas. Agua a raudales. El Diluvio Universal en diferido para los que hemos nacido fuera de aquellos tiempos en los que el prodigio estaba a la orden del día. La bestial tormenta me podría haber aniquilado (este verbo, me lo ha enseñado la buena televisión, proviene del cartaginés Ani-bal y sus ansias de no dejar títere con cabeza luego de la batalla)  ya que me pilló en el monte. Si resulté salvo,  fue porque, en vez de sorprenderme en la cumbre del pico Serantes, lo hizo hallándome a sus faldas. Cuando el cielo se tiñó de luto, el trueno tosió y empezó a llorar el firmamento, eché a correr como un descosido. Vertiginoso pasé junto a la residencia de asilados. Y no paré hasta ganar los bajos de la cornisa de una casa enfrentada al campo de San Jorge. Allí coincidí con un  hombre mayor al que el enfado del Cielo le había sorprendido de regreso del centro donde está acogida su esposa. “Tiene Alzheimer desde los 58 añós”, me confesó. “Y desde hace diez la tengo internada”. Al cruzar el semáforo de Cabieces, tuve que sortear una carretera reventada. Solidaria naturaleza, sin duda, con el ser humano, que insiste en perpetuarse en este planeta llamado por algunos “paraíso”…

La calma, que, dice el refrán, sucede  a la tempestad. Fue como una tregua intermitente que el caos cósmico rompió el domingo 14, muy de mañana. Cuando antes del inicio del Portu-Eibar subí a lo alto de los vestuarios con intención de entregar a Aintzane mi “penrái” para que colgara en esta Web la crónica del Coliseum, me encontré con mi presidente. Hablamos. Diálogo corto. Me puso al tanto de medidas ya tomadas. “El campo del Getafe tiene 105×70; La Florida, 102×63”…Pues en el Deia hay una chica que piropea a nuestro campo llamándole “diminuto”. “De eso, nada”. Antes de marchar, camino de la localidad que en la tribuna me guarda “el del 3”, nuestro mandatario me hizo sabedor del miedo que le embargaba: “Con lo que ha caído, y aunque el césped, verdad es, está precioso, creo que el campo va a terminar muy castigado”. Se equivocaba….

Firmado: “ LUIS”